miércoles, 27 de febrero de 2008

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martes, 12 de febrero de 2008

El gobierno de Lagos y su relación con Perú

El contexto histórico de las relaciones con Perú del gobierno de Lagos esta marcado por el hecho inicial de la situación política del estado vecino del norte.

Tras la caída del régimen de Fujimori-Montesinos, Perú tuvo que improvisar una estructura política que reemplazara a la existente cargada de corrupción, extorsión y métodos represivo.

Es evidente que el primer presidente socialista en llegar a la Moneda tras el golpe de estado al gobierno legitimo de Salvador Allende y tras los hechos que le sucedieron, llegaba al gobierno para culminar con la transición chilena. Por el contrario el gobierno elegido de Toledo lo hizo tras el periodo de buena gestión de Paniagua,pero lo hacia sin los instrumentos políticos necesarios para poder articular una nueva política exterior con respecto a Chile.

Las relaciones de Lagos y Toledo comenzaron con una gran expectativa de acercamiento entre ambos gobernantes. De ahí las declaraciones del propio presidente peruano que expresaba “su firme convicción de que ambos estados podían caminar unidos para trabajar por una paz que sea rentable, pues nunca antes la relación peruana chilena había sido tan optima como en ese momento”

Pero esta primavera pronto se acabaría. La dupla Lagos-Toledo no seria la que revisaría los factores histórico culturales conflictivos entre ambas naciones.

Uno de los fallos de la administración Lagos fue desviar la atención de sus estados vecinos para centrarse en las relaciones con la zona Asia Pacifico. Por el contrario el presidente Paniagua iniciaba su mandato con otras prioridades antes que las relaciones con Chile.(mas en clave interna que externa).

El primer fallo de la concertación chilena fue involucrarse de lleno en el proceso electoral peruano. Los distintos partidos que conforman la concertación intentaron dar sus apoyos explícitos a los distintos partidos hermanos desde el punto de vista internacional en esos comicios. La situación tomo tintes cómicos cuando llego a apoyarse por los distintos partidos a los 3 candidatos: Toledo, Flores y García.

Esta torpeza puso ya los condiciones a la futura relación entre Toledo y Lagos.

La primera turbulencia en las relaciones la encontramos cuando empezaron a aparecer los vladivideos. En uno de ellos una empresa chilena salía con Montesinos con un lenguaje prepotente.

Este caso no se llevo por los cauces adecuados y sirvió de pretexto a las causas nacionalistas minoritarias peruanas a reincorporar el discurso antichileno.

La empresa chilena no castigo a su representante en Perú y no cerro a tiempo el asunto. En cuanto se destapo el caso “Lucchetti” a la opinión publica peruana, los intereses empresariales chilenos en Lima se pusieron en entredicho.

Este caso tuvo su otra arista en Chile donde empezó a hablarse de persecución peruana a una empresa chilena por el simple hecho de serlo. Y así, llegaron las presiones a la Moneda. Estas presiones pedían protección para los chilenos que sufrían apremios injustos en Lima.

En este sentido, Lagos desaprovecho una buena oportunidad para encauzar las relaciones de su gobierno con Lima y dar una lección de pedagogía política acerca de las limitaciones de un gobierno con un igual.

Los dos gobiernos nuevamente se guiaron por los patrones clásicos de las relaciones chileno peruanas y ni uno enfrentó el clima de opinión antichileno ni el otro explico los limites de su apoyo al empresariado.

El gobierno chileno gestiono este caso a través de la cancilleria hasta que el gobierno peruano dicto orden de captura internacional contra los tres representantes de la empresa chilena. Tras esto Lagos reconoció que seguía el tema con interés y preocupación y que había usado canales diplomáticos para hacer notar sus puntos de vista.

Tras esto opto por actos de afecto hacia el empresariado chileno. Felipe Lamarca, uno de los empresarios mas importantes del país se desmarco de Lagos argumentando que “Chile tiene que preservar sus relaciones con Perú de la mejor forma posible, no sólo porque es un país limítrofe, sino porque tenemos una historia y mucho futuro con ese país. Una alianza entre Chile y Perú debería ser una cosa bienvenida entre ambos pueblos.

Este asunto termino con la prescripción de los delitos.

Tras este asunto se sucedieron los incidentes en las relaciones de ambos países. Estos iban desde las confrontaciones en los partidos de fútbol hasta el tiroteo a un peruano sin papeles que cruzo la frontera.

Volvía a la opinión publica peruana la idea del menosprecio chileno a la vez que la sociedad chilena ya hablaba del revanchismo peruano. Estos sentimientos en las opiniones publicas de ambos países han marcado profundamente las relaciones entre ambos estados.

Con este clima volvieron a nacer los movimientos étnico militaristas de culto a Caceres liderados por los hermanos Umalla con el antichilenismo como bandera. Si a esto le unimos las bajas tasas de popularidad de Toledo veremos un factor de su enfriamiento con respecto al entusiasmo inicial.

En este contexto aparece en la escena política el pacto Banzer-Lagos. En estas conversaciones parecía que se iba a excluir a Perú, quien siempre ha declarado la relación a tres bandas en este tema. Por lo tanto la doctrina chilena había impuesto su bilateralidad ya que argumentaban que la solución no implicaba cesión de soberanía de territorios ex peruanos y por lo tanto no entraban dentro del tratado de 1929.

Hay recelos históricos en las relaciones de estos tres países que se reactivaron en ese momento. Ya hemos hablado previamente de los hechos acontecidos en torno a este acuerdo pero de todos modos hemos de incidir brevemente en la postura peruana.

Para Perú este eventual acuerdo era preocupante desde tres aristas distintas.

En primer lugar por la perdida de poder decisorio que les da el tratado de 1929 sobre la demanda de mediterraneidad boliviana. El segundo aspecto es que este acuerdo ponía en peligro las posibilidades competitivas del gas de Camisea. Por ultimo se le temía por una hipotética perdida de influencia peruana sobre Bolivia.

La administración peruana opto por presentarle a Sánchez de Lozada el documento “Integración peruano boliviana. Planteamiento del Perú sobre el proyecto de gas boliviano”.

A la par que esta intromisión en el gaseoducto, el gobierno de Perú a través del ministerio de asuntos Exteriores recupero la reivindicación sobre la delimitación marítima con Chile.

Era una forma de guardarse las espaldas ante una eventual transferencia de litoral ex peruano a Bolivia.

Ante este nuevo conflicto limítrofe el gobierno chileno opto por la queja y Perú amenazo con llevarlo este caso a un Tribunal Internacional(hoy este caso esta en La Haya).

El tercer conflicto se desarrollo en torno a la participación de Chile, mediante la venta de armas a Ecuador, en la guerra del Cenepa en 1995. Aquí fue donde se desarrollo la primera crisis abiertamente de la relación bilateral.

Toledo reabrió el caso y pidió explicaciones y una investigación al gobierno de Lagos.

El ministro de Defensa reconoció la existencia de un contrato con Ecuador de septiembre de 1994 sobre aprovisionamiento de municiones. Lagos entendió que con esta explicación bastaba.

Pero la escalada de acontecimientos demostró lo contrario.

Toledo exigía una actualizada investigación mientras que Lagos pidió la convocatoria del un dialogo de los ministros de defensa y exteriores de ambos países que fue rechazado por Perú que también anuncio la suspensión de la cooperación militar entre ambos estados. Tampoco aceptó que Chile diera el tema por cerrado aludiendo a la continuidad del estado.

Lo cierto es que esa crisis no fue tan profunda como se puede sustraer de las negociaciones de venta de gas a Chile por parte del ministro de economia peruana.

Lagos decidió dar por solucionado el tema mediante una declaración de Manuel Fernandez. Tras seguir insistiendo en su deseo de explicaciones oficiales, Toledo dio por acabado este conflicto tras conversar con Lagos telefónicamente y cuya materializacion fue una declaracion conjunta de los cancilleres.

Tras esto pareció recuperarse unas buenas relaciones con hechos como las declaraciones a favor de una buena relacion de la precandidata Flores o como la presencia peruana en el aniversario del Natalicio de O´Higgins. Otros ejemplos de ello fue la reunion 2 + 2 de Lima, el desminado en la frontera o la libre circulación de personas con motivos turisticos.

Tras esto hubo otros pequeños conflictos como la guerra por el pisco, el incidente tras la nombración como Presidente del consejo de ministros de Kuczynskj o las manifestaciones por la comercializacion en Chile del suspiro limeño, pero fue tras una ley organica aprobada por el congreso peruano sobre los limites maritimos cuando se volvió a alterar las relaciones vecinales de ambos estados. Esta ley organica vulneraba tratados de limites maritimos preexistentes y hacia perder mas de 10.000 millas cuadradas a Chile.

A esta ley le sucedieron reacciones en La Moneda como la suspensión del TLC con Perú, la presentacion de quejas diplomaticas o la voluntad de llevar este caso ante la OEA rompiendo la tradición chilena de tratar los asuntos fronterizos de manera bilateral.

Esta situación de tensión se disperso momentáneamente por el surgimiento del etnonacionalismo de los hermanos Humalla(con profundas raices antichilenas) que puso en guardia al stablishment politico peruano y por la llegada de Fujimori a Santiago que acabo con la extradición del ex presidente peruano a su pais durante el gobierno de M. Bachelet.

Pese a los intentos presidenciales y del canciller Foxley de normalizar e incluso mejorar las relaciones con Perú con visitas oficiales de Bachelet durante el gobierno de Alan García o con la ya mencionado proceso de extradición de Fujimori, no se ha logrado, sino que por el contrario se ha agudizado con el problema limítrofe marino.

Actualmente Perú ha denunciado al estado chileno frente a la Haya por una cuestión de limites marítimos. Según el gobierno chileno, el gobierno limeño esta desconociendo tratados que han sido la base de la delimitación durante décadas.

Este conflicto limítrofe demuestra una realidad geopolítica: Bolivia requiere del consentimiento de Perú para lograr su salida al mar, por lo tanto estamos hablando de una tesis trilateral que va contra la tradicional política chilena de la bilateralidad.

Esta reivindicación sobre la soberanía marítima peruana dejaría a Bolivia con playa pero sin mar con la hipotética cesión de soberanía territorial por parte de Chile de antigu

os territorios peruanos.


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